Nuestra página web, además de ofrecer varias actividades, es un foro de opiniones, no en vano, tiene la extensión ‘.blog’. Bien, alguien podría decir que todas las intervenciones van dirigidas en un mismo sentido: en parte es verdad, pues tratamos de reforzar – frente a otras opiniones, bienvenidas sean – nuestros objetivos culturales definidos en el “Acerca De” de nuestra página, que me permito recordar:
“… El proyecto SIERRA NORTE desarrolla actividades culturales con una visión abierta que ayude a descubrir un PATRIMONIO común de VALORES integrante de las raíces de EUROPA. Defendemos una sociedad basada en la libertad de la persona y fundamentada en:
- Defensa de la Ley Natural según los principios éticos y culturales mayoritariamente defendidos (declaración de los derechos humanos 1948)
- Democracia basada en la separación de poderes, igualdad ante la ley, defensa de la vida y de la libertad de educación dentro del respeto mutuo
- Economía libre de mercado y protección social armónicamente reguladas por el Estado…”
Haciendo una búsqueda en internet sobre “opinión”, me he encontrado un texto referente a Katy Faust, que dice: ¿Qué puede hacer ella?, se pregunta en The Federalist. Y responde: “Todo lo que pueda para fortalecerme a mí misma y a los demás”. E invita a los disconformes con la cultura actual a participar más activamente en su entorno. “Todos tenemos una esfera de influencia: nuestra familia, grupo de amigos, conexiones en redes sociales, iglesia, escuela o lugar de trabajo”.
Otro texto encontrado, del periodista de Le Monde Martin Untersinger, resalta la importancia de tener un espíritu crítico: “Como se suele decir, nuestros datos personales son el combustible de la economía del siglo XXI. Quien los controle puede obtener grandes beneficios e incluso poder. Lo que está en juego no es la intimidad de nadie en particular, sino la libertad de todos”. Esto es lo que exige, dice Untersinger, “reglas políticas para limitar la recolección y la explotación de datos”. Pero también hace falta una respuesta en el plano individual: “un uso de la tecnología más frugal y más descentralizado”.
Y ahora una pequeña experiencia personal: Fue con ocasión de una reunión de antiguos colegas de trabajo, en donde salió a relucir temas culturales, nada menos que sobre la “influencia”. No todos coincidimos, menos mal, así que nos enriquecimos mutuamente, y sobre todo nos dio la oportunidad de estudiar el tema con independencia de estereotipos comúnmente aceptados.
Hay, además, una razón de pura conveniencia personal: una vida atenta a lo que se dice fuera de nuestro entorno ideológico resulta mucho más estimulante. “Sin la confrontación, (…) se termina por vivir de imitación y conformismo”, dice Bruno Mastroianni en La disputa feliz. En cambio, quienes se exponen a otros puntos de vista, descubren contenidos, enfoques y modos de decir novedosos. No se trata – pienso- de aceptar sin más opiniones contradictorias, más bien de comprender la parte de verdad que hay en otros puntos de vista.
Supongo que las próximas elecciones nuestro voto se guíe más por el bien común que por los criterios de partido, pero va a ser difícil sin la posibilidad de listas abiertas. ¡Cómo me gustaría que los parlamentarios tuvieran realmente libertad de voto con independencia del partido al que pertenecen! Así se verían obligados a defender su opinión, por no decir su puesto. Tal como están las cosas, en vez de 300 con 30 me sobra.
¿Qué sucede cuando opinamos? Creo que las cosas terminan cambiando, y supongo que a mejor pues la verdad se abre camino al ser mejor que la mentira. Como ejemplo, pongo este video que tomé en la manifestación por la vida el pasado día 12, en Madrid:
