Felón es el que hace felonías y cómo hemos llegado hasta aquí

Reproduzco a continuación este artículo de Antonio de la Torre que describe la desgraciada propuesta de amnistía, indigno pago para mantenerse al poder de un individuo cuya serie de mentiras al pueblo español ya es proverbial:

«Hacen falta seis hombres buenos en las filas socialistas que voten en contra de esa ley de impunidad en el Congreso»

Eran muchas las noticias que he venido recogiendo sobre lo acontecido en esta semana para resumir mi particular análisis al respecto, como habitualmente vengo haciendo en los últimos tiempos. Pero, sin duda, lo sucedido el jueves deja en segundo plano, al menos en lo momentáneo, a lo que puede que lleve al desastre político a este Partido Socialista, antes, Obrero y, hoy menos que nunca, Español. Sigue llenando de un triste color marrón esa parte de sus casi ciento cuarenta y cinco años de antigüedad en los que no ha estado desaparecido, casi la mitad de ese periodo.

Coleando todavía la miserable actuación del presimiente Pedro “Antonio” Sánchez, no hay que olvidarlo, ante los asesinatos de dos guardias civiles en Barbate, adonde no se desplazó porque prefirió asistir al premio de los Goya en Valladolid y al día siguiente a un desfile de moda en Madrid, conocíamos la repugnante manipulación de su ministro “Tres en uno”Gracita Bolaños, que filtraba a sus medios el borrador de un supuesto informe del equipo de la Comisión de Venecia que visitó España para conocer in situ el ambiente que rodea al proyecto de ley de amnistía. Un informe que no verá la luz hasta mediados de marzo y que todavía se encontraba en fase de investigación –“Trolaños” llama ahora Carlos Herrera al triministro y esta nueva mentira justifica el término– pero que sirvió a este fiel acólito, tan mentiroso como su patrón, para decir que «la Comisión de Venecia avalaba por completo la existencia de la ley de amnistía» 

Mientras tanto, sigue creciendo el caso que empezó como Koldosfera, tomando el nombre, al más puro estilo Sánchez y Producciones Moncloa, del que fuera amigo, compañero de farra, asesor y cajero, del exministro de Transportes y Agenda Urbana –habría que ver qué anotaba en esa agenda– y número dos de la PsoeJosé Luis Ábalos, con el que, tras su estupefacción inicial llegó casi a “haber perdido el contacto”. Este caso ya ha sobrepasado al asesor y después de lo conocido esta semana ha pasado a Caso Ábalos, separado ya del grupo socialista del Congreso tras quedarse con su acta de diputado, mixto y aforado, que ya veremos qué encierra en su clara amenaza: “Yo no me voy a comer solo esta mierda”. Ha crecido enseguida a Caso “Paquita” Armengol, vergonzosa tercera autoridad del Estado, que concedió una comparecencia en la que no dijo nada ni respondió bien a nadie, aparte de descubrirnos que “las islas son islas y están aisladas” y a esta hora sigue sin dimitir ni ser cesada, y que conocía –o se quedó de brazos cruzados (casi peor)– la parte de la trama que afecta a la comunidad de Baleares que presidía –sin entrar, por ahora, en la sociedad fantasma de su pareja o lo que sea, Joan Nadal y esos 4’3 millones de euros ingresados en pocos días en 2015–. Y se ha desbordado a Caso Begoña Gómez (de Sánchez) tras conocerse sus extrañas “relaciones comerciales” con el intermediario Víctor de Aldama y Javier Hidalgo, hijo del fundador de Air Europa, José Hidalgo, beneficiados con más de seiscientos millones de euros para salvarlos de la quiebra. Una “evolución” que pone a tiro el Caso Presimiente, que apunta a ser, presuntamente, el Mr. X de esta trama. No me voy a extender en este asunto, que daría ya para un libro y que seguirá aportando noticias y personajes a medida que avance la instrucción, pero dejo este pequeño y buen resumen de situación con el que Gonzalo Bans nos da una idea de “quién es quién”, por el momento, en la suculenta trama, de la que parece que tampoco es ajena mi “amiga” María Jesús Montero la Intolerante, que sabe lo que ella “haría”, pero no hizo, y se adornaba con esa “Tolerancia cero” que tanto ha repetido. Sobre todo, después de que la Fiscalía Anticorrupción Europea haya confirmado la apertura de una investigación sobre los contratos de suministro de mascarillas que Baleares y Canarias pagados con fondos europeos y que, justicia divina, le haya correspondido el apoyo al juez Manuel García Castellón, “amigo entrañable” del nacionalismo separatista y del sanchismo. Dejo también este enlace con la interesante entrevista que Carlos Herrera le hizo el martes al abogado Ramiro Grau, autor del libro “Ábalos, jaque mate”, el abogado que destapó el caso Koldo.

Y, como decía al principio, vamos con la paráfrasis de Forrest Gump en la que un personaje con una supuesta discapacidad mental resultó ser el más avispado de la clase. Después del paréntesis y varapalo al PSOE de las elecciones gallegas y del caso Koldo-Gómez, no tan sorpresivo puesto que se venía investigando desde 2021 o antes, hay que dejar aparcado este nuevo caso de  corrupción económica del PSOE para volver al, sin duda, mucho más grave por la connotación que tiene de auténtico golpe de Estado desde la Moncloa, el de corrupción política que supone el nuevo “acuerdo” (sumisión sería mucho más exacto), alcanzado el pasado jueves entre el partido sanchista y Junt’s, refrendado por la tercera pata de la corrupción catalana –no necesariamente en orden–, Esquerra RepublicanaERC, junto al partido del prófugo, “exiliado” según sus palabras, y al propio PSC, que no es ajeno ni a esta compra de votos ni a la trama de las mascarillas, con la que le va a doler la cabeza al exministro de Sanidad, Salvador Illa, hoy líder socialista en el Condado de Barcelona. No se puede llamar de otra forma a una ley aberrante propuesta por un político felón, en un claro abuso de poder, para beneficiar a otro político, delincuente por más señas, que lo beneficia a él. Esto sí que puede llamarse un auténtico “círculo vicioso”. Un círculo desde el que el “valiente” y siempre ausente Falconeti, que se inventó otro viaje y dio órdenes a sus marionetas para que vayan pasando de un tema a otro según le convenga mejor para su causa, mantenerse el mayor tiempo posible en el colchón que comparte con la hija del benefactor de la Sauna Adán, que sufragó en 2017 la gira de los mosqueteros que comentaba en un artículo anterior, Koldo al volante, Santos Cerdán de copiloto, y Sánchez, con su entonces amigo, Ábalos, detrás, como los señores, que no son.  

Así, en un nuevo “cambio de opinión”, el “transparente entre los transparentes” doctor Plagio cum Fraude se vuelve a saltar otras líneas rojas, las del terrorismo y la malversación, para dar al prófugo Puigdemont lo que pedía, como era de esperar, y que ya ha dicho que “se pone fin a la etapa del exilio y ahora toca recuperar la movilización ciudadana y priorizar los recursos económicos y materiales para la independencia”. Algo que la incomparable y, gracias a Dios, sin par, Yolanda Díaz, anticipaba el día anterior con sus características contradicciones y errores de expresión. Decía primero que Vamos a tener ley de amnistía y vamos a tener presupuestos generales del Estado. Sin lugar a dudas, nos han votado para esto –lo que no es cierto, ya que nadie podía votar lo que no estaba en el programa del PSOE ni en el de SUMAR– y a pesar de todas las páginas de periódicos y de tertulianos y tertulianas que ocupan muchos minutos de su tiempo en dibujar un mundo en el que no se va a producir (sic), lo vamos a tener, sencillamente porque la ciudadanía ha votado bien, no se ha equivocado…” para, un minuto después afirmar que Ha llegado la hora en nuestro país de modificar la legislación que regula el indulto para que éste no se pueda aplicar en casos de corrupción. Es bastante inaudito que estemos en el primer cuarto del Siglo XXI y sigamos permitiendo este supuesto”

Sin duda así es como pretende “mejorar la convivencia”, como vende el que ya es “Feliz” –no Félix– Bolaños, al que sólo le faltó besarse en su comparecencia, después de que la Comisión de in-Justicia aprobara ese nuevo engendro que cedía a todo lo que se pedía por parte de los delincuentes fugados o indultados. Esto decía, exultante y bastante despeinado –prueba del mesado al que debió llevarlo el estrés sufrido por las tensiones que debió soportar hasta que recibió el plácet de los “siete niños de Junts”, que dejan en aficionados a los de Écija–, ante los micrófonos: “Esta es una ley que hoy marca historia, la mejor historia de España, la historia de la reconciliación y de la convivencia. La historia de un gobierno valiente, de un partido socialista valiente, que se mira a los ojos con personas que piensan muy diferente y que desde hoy abrimos una nueva etapa”. Y se crecía después para rematar: “Quiero concluir felicitándome y diciendo gracias. Gracias, a todas las personas que lo han hecho posible, gracias, a todas esas personas –parece que no tiene en cuenta al 65% de los españoles ni al 45% de los catalanes– que nos dicen que, por favorapostemos por la convivencia y no por seguir anclados en el conflicto y en el enfrentamiento”.  

Veremos ahora qué trámite sigue esta aberración, que probablemente será aprobada el jueves próximo en el Congreso gracias a la suma del oprobio que ha conseguido el partido sanchista y después cómo se desarrolla su paso por el Senado que, aparte de poderla retrasar un máximo de dos meses, parece que tiene otros recursos jurídicos que podían complicar el “éxito” de esta ley de impunidad. Manuel Fernández Fontecha, Letrado Mayor de las Cortes que fue destituido con alevosía por la presidente del Congreso para poner a Fernando Galindo“un servidor, un amigo, un esclavo, un siervo”, de Pedro Felónez, apuntaba en una entrevista en COPE  que recomiendo escuchar íntegra, que “los cambios introducidos en el preámbulo acercan la figura de lo que se pretende a un indulto general”, expresamente excluido en el artículo 62.i de la Constitución Española. Decía además, entre otras cosas, que “Hay tesis que dicen que el Senado tiene que tramitar lo que le llegue, pero hay otras que dicen que no tiene que tramitar la ley, si justifica que se ha producido un cambio sustancial que afecta a la propia presunción de constitucionalidad”,. Según él, “el Senado puede tramitarla ordinariamente o puede, en lugar de hacer una calificación formal provisional, un análisis de admisión, porque la ley en el último trámite ha sufrido cambios muy importantes«. Así que ya veremos qué pasa. Si no se puede frenar y vuelve al Congreso, sabemos que no habría ninguna sorpresa y, aparte de lo que diré al final, sólo nos quedarían los jueces del Tribunal Supremo que, sin duda, interpondrán una Cuestión Prejudicial ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que, en principio, impediría que la ley entrase en vigor. Así que vamos a necesitar a unos valientes con toga para enfrentarse a otros cobardes que se la manchan con el polvo del camino.   

No quiero acabar sin una breve referencia a la concentración que se celebraba este sábado en la Plaza de Cibeles de Madrid, en la que estuve y que me produjo cierta decepción porque esperaba bastante más afluencia. Es cierto que la mañana estaba desapacible, pero también que, al tratarse de una situación mucho más crítica, la afluencia debió ser mucho mayor. Por supuesto estábamos muchos más de esos 15.000 que dijo la delegación del desgobierno, pero ni mucho menos se llegaba a los 400.000 que daban los optimistas organizadores. Se llenó escasamente la Plaza y muy pocos metros de los accesos, por lo que creo que la afluencia no fue superior a las 100.000 mil personas –dudo que los asistentes hubiéramos llenado el estadio Santiago Bernabéu–, que no está mal pero que permitirán al sátrapa y sus voceros mediáticos y políticos decir que no fue un éxito de verdad, muy lejos de esas afluencias de más de un millón de otras ocasiones menos exigentes. La concentración, según decía Rosa Díez, representante de la Plataforma Unión 78, la convocaban “más de cien asociaciones”, algo que me lleva a la siguiente pregunta ¿hacen falta tantas asociaciones o sería mejor una fuerte, o unas pocas nada más, que tuvieran mucha más capacidad de convocatoria y presentaran propuestas con resultados prácticos tangibles? Por supuesto que no diré que sobren muchas de estas asociaciones o plataformas, pero ¿no obedece ese altísimo número a la no resignación de sus fundadores, la mayoría excargos políticos, a verse fuera del primer plano de atención de los medios? Me refiero a don Jaime, don Ignacio, don Alejo, doña Rosa, don Mariano –no me refiero a Rajoy, que sí dio un paso atrás en política, salvo en los mítines a los que erróneamente lo invita el Partido Popular–, doña Cayetana y a muchos más que alargarían innecesariamente mi ya larga reflexión de hoy. Visto lo visto, muy especialmente este sábado, me sorprende que esas más de cien asociaciones, mas el enuncio de que iban a asistir los principales partidos políticos de la oposición, PP, VOX y el residual Ciudadanos, hayan sido incapaces de reunir a varios cientos de miles más, a pesar de las inclemencias del tiempo. Y, como suele ser habitual, con una proporción de veteranos sensiblemente mayor que la de mediana edad o juventud, que deja otra preocupación adicional, que es la de que no se ha sabido transmitir a las generaciones que nos suceden la inquietud por España ante esta evidente traición que estamos sufriendo. Probablemente, en todo lo anterior esté, en buena parte, si no toda, la respuesta al título del libro de la citada Rosa Díez “¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”, aparte de la conocida anécdota del banderillero de Juan Guerra sobre su ascenso a gobernador. ¿Tienen la conciencia tranquila los que han tenido en sus manos las decisiones que por acción o por omisión nos han traído hasta aquí? Porque yo, que sólo he tenido en mi mano estudiar, trabajar, pagar impuestos, dar una buena educación y formación a mis cinco hijos y, cada cuatro años, depositar una papeleta en las urnas, no la tengo del todo tranquila de haber confiado en los que tan mal nos han, y nos están, representando.

Termino con esta reflexión de la escritora estadounidense, nacida en Rusia, Alissa Zinovievna Rosenbaum, más conocida como Ayn Rand, que escribía esto en 1950: cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti: cuando descubas que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”. Y hago mía esta frase atribuida a Winston Churchill: “La principal diferencia entre los humanos y los animales, es que los animales nunca permitirían que los lídere el más estúpido de la manada”

Y en la víspera del vigésimo aniversario de la tragedia que dio lugar al inicio visible de la deriva que nos ha traído hasta aquí, aunque el daño empezó mucho antes, me despido con una llamada a actuar con firmeza y determinación para que la triste España que hoy se contempla si permitimos que se consume la traición de sus enemigos, vuelva a ser la Gran España que ha firmado las mayores páginas de la Historia Universal. Hacen falta seis hombres buenos en las filas socialistas que voten en contra de esa ley de impunidad en el Congreso, difícil, señor García Page, o, en su defecto, que desgraciadamente será lo previsible, un Rey con arrestos que no firme esa ley aberrante pese a que se enfrente al riesgo de un clamor antimonárquico movido por la izquierda y el nacionalismo, que, si la firma, lo tendrá igual o más fuerte antes de tres años y tal vez entonces no tenga los defensores que ahora lo apoyaríamos.

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