Filosofía contra Ideología

En este blog me atrevo a hacer unas reflexiones sobre las corrientes filosóficas, y si realmente influyen en la gente, o más bien son las ideologías, las costumbres establecidas, las que más nos mueven, quizás no tanto como las convicciones personales.

Cuando pregunto a la IA sobre los fundamentos del racionalismo, el empirismo, el idealismo y el existencialismo obtengo afirmaciones que dan que pensar (las pongo numeradas con más margen), y las comento acto seguido:

  1. Racionalismo: La razón como fuente del conocimiento es el camino principal para alcanzar el conocimiento verdadero. Las ideas innatas son conceptos o principios que, según los racionalistas, están presentes en la mente humana desde el nacimiento, sin necesidad de haber sido adquiridos por experiencia. Estas ideas son consideradas la base del conocimiento a priori, y se supone que han sido implantadas por una entidad creadora. Sus principales representantes son Descartes, Spinoza y Leibniz.

¿Podemos alcanzar un conocimiento completo de las cosas? ¿Como saber si nos equivocamos en los razonamientos? Por ejemplo, en la frase de Descartes, “Pienso, luego existo” se da una profunda inversión lógica en donde se antepone la consecuencia del existir a la propia existencia.

Las ideas innatas hacen referencia a los principios fundamentales de la lógica: principio de identidad, principio de no contradicción, principio del tercero excluido y principio de razón suficiente, que podríamos resumir en: “lo que es, es, y no puede ser otra cosa a la vez porque tiene una razón de ser”. Acerca de esto Sto. Tomás de Aquino desarrolló en la Summa unas respuestas muy acertadas a las preguntas que el conocimiento humano puede hacerse sobre su existencia y actuar, explicando la racionalidad del contenido de la Revelación bíblica.

  • Empirismo: Todo conocimiento comienza y acaba con la experiencia. Así, la razón por sí misma será incapaz de producir ningún conocimiento cierto, aunque sí podrá reflexionar sobre los datos que le proporcionan los sentidos. Locke establece los principios básicos del empirismo moderno. Afirma que no existen ideas innatas. El intelecto antes de toda experiencia no es más que un papel en blanco, por lo que todo entendimiento comenzará en los sentidos.

Según esto, no hay más fuente de conocimiento que la experiencia externa (sensación) o la interna (reflexión). Siguiendo a Locke, Hume afirma que nuestra mente recibe de la experiencia una serie de impresiones que va organizando por medio de las leyes de la asociación de ideas.

Pero si pensar fuera combinar ideas cuyo origen está en la experiencia, ¿quién o qué es lo que hace posible “la reflexión” para generar ideas? Es como si el pensar fuera como un programa de ordenador que nadie ha programado.

  • Idealismo: El idealismo es una corriente filosófica que sostiene que la realidad depende, en última instancia, de la mente o del pensamiento. Es decir, la realidad material no existe de manera independiente, sino que es una construcción o manifestación de la mente. El idealismo se desarrolla especialmente en Alemania en los siglos XVIII y XIX, con autores como Kant, Fichte, Schelling y Hegel.

El idealismo comparte con el racionalismo la confianza en la razón y en la existencia de estructuras lógicas universales, pero va más allá: sostiene que la realidad misma es, en esencia, mental o espiritual. Kant, por ejemplo, realiza una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, afirmando que el conocimiento surge de la interacción entre las estructuras racionales de la mente y la experiencia sensible…

¿Cómo entender estas afirmaciones? El racionalismo busca verdades universales a través de la razón. El idealismo se enfoca en cómo la mente constituye la realidad misma. ¿No sería más fácil pensar que cosas son lo que son, y que podemos llegar a su comprensión en la medida de nuestra capacidad?

Contrariamente a lo que expone Kant – solo podemos conocer el mundo tal como se nos aparece, no como es en sí mismo -, pienso que sí podemos conocerlo, pues las categorías que estructuran y ordenan nuestra mente sí que pueden captar la esencia de las cosas, al menos como algo que existe fuera de nosotros, algo que viene de otro.

Hegel sostiene que la historia, la naturaleza y la cultura son manifestaciones de un proceso dialéctico, en el que la razón se va desarrollando y perfeccionando hasta alcanzar la autoconciencia absoluta. Identifica al “ser” con el acto de pensar, haciendo que cada espíritu finito participe de un Espíritu Absoluto que dará fundamento a toda la realidad. La Idea Absoluta sería, por tanto, al mismo tiempo Dios y nosotros mismos, algo infinito y finito a la vez, el que crea y es creado, en fin, una especulación que no explicaría ni siquiera las leyes de la física que son independientemente de nosotros.

  • Existencialismo: El existencialismo, por el contrario, surge como reacción a los sistemas filosóficos abstractos, incluido el racionalismo. Su punto de partida es la existencia concreta e individual del ser humano. La existencia precede a la esencia: primero existimos, luego nos definimos a través de nuestras elecciones. Los existencialistas sostienen que la vida no puede reducirse a conceptos universales ni a sistemas lógicos, sino que debe ser vivida y comprendida desde la experiencia personal, la libertad y la responsabilidad individual. Surge en el siglo XIX y se desarrolla plenamente en el siglo XX, con autores como Kierkegaard, Nietzsche, Sartre y Camus.

El existencialismo reacciona contra el racionalismo y el idealismo, defendiendo la primacía de la existencia individual y concreta sobre cualquier sistema lógico o construcción mental.

Así, Sartre rechaza la ética basada en deberes abstractos. Defienden una moral basada en elecciones concretas y personales y no en unos derechos humanos universales, lo que puede conllevar a la lucha entre los individuos, a la sinrazón, a la desesperación.

Yo entiendo, por el contrario, que la libertad moral, está ligada a la razón y al deber, no a la experiencia vivida. No a un deber cualquiera, sino el que corresponde a nuestra naturaleza que nos viene dada. De acuerdo con esta naturaleza (las operaciones propias del ser humano racional) podemos elegir hacer el bien o el mal, pero esto no define nuestra esencia sino nuestro mérito o demérito. La esencia es el conjunto de características que definen a un ser o a una cosa, independientemente de sus circunstancias particulares. Por ejemplo, la esencia del ser humano incluye la racionalidad y la libertad. En la obra de Santo Tomás de Aquino, se distingue que la esencia responde a la pregunta «¿qué es?», mientras que la naturaleza responde a «¿cómo actúa ese ser según lo que es?».

«El hombre loco» es una parábola de Nietzsche que simboliza la crisis de la fe en la modernidad y la declaración de que «Dios ha muerto». A mi entender, la lectura de esta parábola manifiesta más bien una duda sarcástica de la existencia de Dios, no su muerte; en el fondo se daba cuenta de que sin Dios nada tiene sentido … ¿Por qué entonces no aceptar una moral objetiva en vez de dejar al ser humano ante el abismo del nihilismo, es decir, la ausencia de sentido y de valores universales? Me da la impresión de que la respuesta del “superhombre” solo reafirma la incapacidad del hombre de ser Dios, de aceptar su condición de indigencia como de su máxima libertad.

Pregunto a la IA sobre la relación entre las corrientes anteriores, y me contesta con notas tomadas de una página web: “Kant es un punto de encuentro, ya que su filosofía recoge elementos del racionalismo y del empirismo, y su idealismo trascendental influirá tanto en el idealismo alemán como, indirectamente, en el existencialismo, al poner el foco en el sujeto y su experiencia”.

Según esto, parecería que Kant es quien tiene un mejor conocimiento filosófico del hombre. Pero, aunque su ética se basa en el imperativo categórico, que exige actuar solo según máximas que puedan convertirse en leyes universales, y defiende la existencia de Dios como una exigencia de la razón práctica, no concluye en un Dios personal que nos quiere, al que podemos llegar. Para Kant lo que la realidad sea en sí misma es para nosotros un completo misterio. Por esto, una fe racional, que surge cuando la razón reconoce que hay cosas que no puede probar, pero que son necesarias para vivir moralmente, no resulta convincente, ni resuelve nuestras dudas del porqué del mal en el mundo como se plantea Nietzsche. Sólo un Dios personal que viene a restaurar nuestra libertad y a salvarnos aclara este problema, como insistentemente nos dice la Biblia.

Quizás es esta la razón del surgir de algunas corrientes personalistas como respuesta tanto al individualismo (que exaltaba al individuo aislado) como al colectivismo (que subordinaba al ser humano a proyectos colectivos como el Estado o la clase social) y que coloca a la persona en el centro de la reflexión, defendiendo su dignidad, libertad y carácter relacional. El personalismo retoma elementos de la tradición filosófica (como la noción de sustancia en Aristóteles y Tomás de Aquino) y los combina con aportes modernos como la subjetividad y la libertad; su prioridad no es tanto dar una respuesta a la pregunta qué es la persona sino más bien quien es.

Queda por mencionar las ideologías postmodernas. Pienso que se basan en la bondad de unos pretendidos principios generales (justicia social, antirracismo, igualdad de derechos de mujeres y hombres, …) para implantar otros que no lo son en absoluto. Acabo de ver en internet un significado de ser woke: “being woke is about empathy, awareness, and working toward a fairer society”. Magnifico. Y, ¿qué pasa si digo que elegir el sexo no está en nuestra naturaleza, o que el aborto voluntario supone quitar la vida a un ser indefenso? La respuesta no se haría esperar, eres un facha que vas en contra de los derechos de las personas. ¿Qué ha pasado? A base de repetirnos los media estos insultos, se acaba pensando que estos otros supuestos derechos forman parte del buen obrar, y si no piensas así no eres buena persona. Esta es la manipulación: si no aceptas también estos otros principios, no eres democrático, incluso no tendrías derecho a formar parte de la sociedad, como se pretende con los partidos políticos que discrepan de esta ideología dominante.

Afortunadamente, no siempre se obra sólo por consideración a lo que es la forma más normal o convenida, sino de acuerdo con nuestra naturaleza. La prueba es que en todos los tiempos el bien siempre ha sobresalido con formas sustancialmente las mismas a pesar de la libertad humana para obrar no rectamente. Por otra parte, en la vida ordinaria lo que realmente nos mueve son las realidades cuotidianas, muchas de las cuales no llegamos a comprender del todo. En el día a día hacemos muchos actos de fe, suponiendo que es cierto lo que nos cuentan o leemos. Es ahí donde la manipulación que realizan los medios de comunicación (nuevos en esta edad postmoderna) entra en juego para controlar la opinión de la gente: Se utiliza el poder manipulador de las grandes organizaciones, bien apoyados por los medios de comunicación, para dar por sentado que la ideología woke, por ejemplo, es la forma correcta de pensar.

Volviendo al principio, podemos concluir que las corrientes filosóficas sí que nos influyen como forjadoras de las ideologías y en la legislación en los estados, que es de vital importancia para las costumbres y obrar de sus miembros. Como vemos no es lo mismo filosofía que ideología, éstas últimas bastante activas en nuestro tiempo, y no sé si más peligrosas que el empleo de la fuerza bruta.

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