Las claves de la persistencia del régimen iraní

Por ANTONIO R. RUBIO de Aceprensa:

Desde septiembre de 2022 Irán ha vivido una oleada de manifestaciones y protestas cuya chispa inicial fue la muerte en una comisaría de la joven de origen kurdo Masha Amini, arrestada por llevar mal puesto el velo islámico. Desde entonces ha habido unas 20.000 detenciones, han resultado muertos más de 500 manifestantes y 700 han sido procesados y condenados, de los que cuatro han sido ejecutados. Ante la prolongación de la revuelta, no han faltado los pronósticos sobre una posible caída del régimen, ni las percepciones sobre un paulatino principio del fin ante la imposibilidad de contener una amplia marea popular.

También se han efectuado comparaciones con los sucesos de 1978, cuando la presión de la calle, alentada por los partidarios del ayatolá Jomeini, llevó al año siguiente al exilio del Sha y a la proclamación de la República Islámica. Con todo, el régimen, instaurado el 11 de febrero de 1979, parece resistir, como en ocasiones pasadas, al descontento de la calle.

Lecciones de la historia

Hay, sin embargo, una notable diferencia con aquel momento histórico de hace casi medio siglo. El Sha era un gobernante cada vez más aislado. Había caído en la simplicidad de imponer, sobre todo a partir de 1963, un proceso de occidentalización conocido como la “revolución blanca”, con la que pretendía hacer frente a dos enemigos: el clero chií, del que afirmaba que mantenía a Irán en la barbarie, y la amenaza comunista. Proclamaba al mismo tiempo el retorno del antiguo Imperio persa, cuyo 2.500 aniversario celebró con fastos en las ruinas de Persépolis.

En cambio, el Sha dejaba en un plano muy secundario el factor religioso-cultural, sin tener en cuenta que los iraníes estaban más familiarizados con Alí, último de los califas sucesores de Mahoma, que con Ciro el Grande. Esta percepción un tanto simplista era compartida por algunos de los consejeros norteamericanos del monarca iraní, como Kermit Roosevelt, que pensaban que el poder del clero chií disminuiría con la modernización, identificada exclusivamente con la occidentalización. Cabe añadir que el periodista polaco Ryszard Kapuściński recogió en uno de sus libros (El Sha o la desmesura del poder) el estupor del Sha ante las revueltas populares, pues, como tantos otros, aquel gobernante consideraba el progreso material como la culminación de la felicidad terrena.

Pero el rechazo del régimen imperial iraní no se basaba solo en la religión, sino que tenía un fuerte componente nacionalista. La monarquía había ligado voluntariamente su supervivencia al apoyo de Estados Unidos a partir del golpe de Estado que devolvió el poder absoluto al Sha en 1953, dos años después de implantarse el gobierno de Mohammad Mosaddegh, el político reformista que nacionalizó el petróleo iraní.

La dependencia del régimen imperial respecto a Washington terminaría hiriendo el orgullo nacional. De ahí que la clave de la revolución jomeinista de 1979 consistió precisamente en unir el nacionalismo y la religión, algo que evidentemente no pudieron hacer otras fuerzas opositoras al régimen como la clase media liberal y los comunistas. Sobre este particular, escribió Octavio Paz en su obra Tiempo nublado: “Los partidarios de Jomeini están unidos por una ideología tradicional, simple y poderosa, que se ha identificado con la nación misma”. En contraste, los partidarios del liberalismo y del comunismo no habían tenido lo suficientemente en cuenta la cultura y la nación.

¿Democracia en Irán?

Esta reflexión histórica debería ser tenida en cuenta por quienes opinan que las protestas callejeras pueden contribuir a traer la democracia a Irán. Estas opiniones no distinguen adecuadamente entre democracia y libertad, porque si por democracia entendemos partidos políticos, la convocatoria de elecciones y un parlamento, Irán ya los tiene, pues están establecidos en la Constitución de 1979. Pero no es menos cierto que el Líder Supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, acumula los principales poderes como jefe de Estado. El presidente de la República, elegido por sufragio universal cada cuatro años, no deja de ser un primer ministro sometido a la supervisión del Líder Supremo. Además, es significativo que el parlamento iraní, elegido por los ciudadanos por un período de cuatro años, tenga la denominación de Asamblea Consultiva Islámica.

Al igual que en algunos países durante la Primavera Árabe, no hay líderes destacados de las protestas en Irán

Formalmente hay una separación de poderes, aunque los derechos y libertades fundamentales, en el sentido occidental de estos términos, y el Estado de Derecho brillan por su ausencia en el escenario político. Los partidarios de la República islámica, pero también los del régimen chino entre otros, alegarían que la democracia tiene unas características nacionales específicas. En este sentido hay que alabar el juicio premonitorio de Octavio Paz de hace cuatro décadas, en el libro arriba citado: “La pretendida universalidad de los sistemas elaborados en Occidente durante el siglo XIX se ha roto”.

En efecto, en el mundo de hoy existen autoritarismos, autocalificados de democracias, pero que rechazan expresamente el título de liberales. Hace unos años, el régimen de Vladímir Putin utilizaba el término de “democracia soberana” para contraponerlo al de democracia liberal u occidental. En el caso de Irán, el régimen jomeinista se mueve en parecidos planteamientos. La soberanía nacional, o más bien estatal, justifica toda argumentación en favor de una pretendida democracia, que no deja de ser un régimen autoritario sui generis, y hace de este tipo de regímenes un ejemplo de “democracias iliberales”, una expresión consagrada hace años por el politólogo estadounidense Fareed Zakaria.

Redes sociales y jóvenes en las protestas

La revuelta iraní guarda un cierto parecido con las revueltas de la Primavera Árabe de 2011 por tener su principal epicentro en las redes sociales. Son acciones de protesta protagonizadas por jóvenes que pretenden perturbar al régimen, acosarlo y llamar la atención en el exterior del país, con llamamientos a manifestaciones y concentraciones difundidas en las redes. Al igual que en algunos países durante la Primavera Árabe, no hay líderes destacados entre los contestatarios. No es, desde luego, un movimiento comparable a la revolución jomeinista de 1979, y sí guarda ciertas similitudes con las protestas de 2009, calificadas de “revolución verde” o incluso de “revolución de Facebook/Twitter”, y que iban dirigidas contra el presunto fraude electoral que arrebató el triunfo en las elecciones presidenciales al candidato reformista Mir Hosein Musavi y proclamó reelegido al presidente radical Mahmud Ahmadineyad.

Entre los que participan en las protestas actuales hay muchas personas comprendidas entre los 15 y los 20 años, que no aceptan las formas de control social y político impuestas por el clero chií. Es un factor para tener en cuenta en un país en que dos tercios de la población tienen menos de 30 años, aunque de este hecho no se puede sacar la conclusión de que necesariamente el régimen se vendrá abajo, tarde o temprano, por la presión de la juventud. Desde hace tiempo se viene diciendo que los jóvenes iraníes son los más proamericanos de todo Oriente Medio. Sin embargo, de un estado de opinión temporal o de unas modas culturales no se pueden hacer vaticinios políticos, pues muchos jóvenes no participan en las protestas, y para una buena parte de los que sí lo hacen, su actitud viene a ser una vía de escape ante la falta de perspectivas personales en lo social y en lo económico.

Algunas de las participantes en las manifestaciones precisan que sus protestas no son contra la religión, sino contra las estrictas disposiciones del clero chií

Hay quien ha calificado a la juventud iraní como los “nietos de Jomeini”: personas que, a diferencia de sus padres, solo han conocido el régimen de la República islámica. Muchos de ellos arremeten contra la hipocresía de sus progenitores, que suelen llevar una doble vida, pues en público aceptan los imperativos sociales y políticos establecidos por el poder, pero en privado no los practican. Además, el hecho de que algunos de esos jóvenes hayan recibido una esmerada educación es otro motivo para que no solo cuestionen el régimen, sino que sus críticas alcancen a la propia religión.

Pero en el fondo, estas posturas son minoritarias porque no estamos ante una revuelta antiislámica. En las protestas se señala sobre todo a las restricciones establecidas por el clero chií. Sería, por tanto, un error, cometido por algunos analistas políticos, afirmar que el debilitamiento de las creencias religiosas puede contribuir a la llegada de la democracia. No tienen en cuenta los factores culturales, la fuerza del nacionalismo y no solo la religión. Es el mismo error cometido por el Sha con su “revolución blanca” de 1963.

El clamor de las mujeres

En los últimos meses se han difundido en redes sociales y medios de comunicación extranjeros imágenes de mujeres cantando y bailando, montando en bicicleta, despojadas del velo y cortándose el pelo en público. “Mujer, vida y libertad” es el eslogan que ha dado la vuelta al mundo en lo que se ha venido en llamar la revolución de las mujeres. En Irán, el 60% de los universitarios son mujeres, pero un título de educación superior no les garantiza un mayor papel en la sociedad, y de un total de 290 diputados solo hay 17 de sexo femenino. Estas parlamentarias no cuestionan el régimen, aunque abogan por reformas que den mayor visibilidad a las mujeres.

En Irán, la occidentalización sigue teniendo la mala imagen de ir asociada a una época de neocolonialismo y dependencia exterior

Por lo demás, algunas de las participantes en las manifestaciones no se olvidan de precisar que sus protestas no son contra la religión, sino contra las estrictas disposiciones del clero chií. Las imágenes de las iraníes con vestimentas occidentales, o de las afganas y otras mujeres de países musulmanes, de las décadas de 1960 y 1970, difícilmente volverán a repetirse, aunque la República islámica dejara un día de existir. En Irán, la occidentalización sigue teniendo la mala imagen de ir asociada a una época de neocolonialismo y dependencia exterior. La combinación de nacionalismo, islamismo y antiamericanismo, que fue el detonante de la revolución jomeinista, sigue estando muy presente.

La geopolítica favorece al régimen

En un ejercicio de imaginación, algunos analistas especulan sobre qué sucedería en Oriente Medio si cayera el régimen islamista iraní, dando por sentado que un nuevo gobierno tendría unos especiales vínculos con Estados Unidos. Habría que subrayar que se trata de un espejismo similar al del “Irak democrático” que surgiría tras la invasión estadounidense de 2003. En los últimos años ha habido en Irak diversas citas electorales, aunque eso no equivale a la existencia de un régimen prooccidental o proestadounidense.

Por otra parte, la amenaza nuclear iraní ha forjado una insólita alianza de conveniencia, que en algunos casos ha conllevado un reconocimiento diplomático, entre Israel, Arabia Saudí y otras monarquías petroleras del Golfo. Esos países árabes, que en 2003 preferían el statu quo del régimen de Sadam Husein porque su caída beneficiaría a Irán, nunca se mostraron entusiasmados por el levantamiento de las sanciones internacionales a la República islámica, tal y como estaba previsto en el acuerdo de 2015, que Donald Trump echaría abajo. El retorno iraní a los mercados del crudo no solo sería una amenaza para el poder financiero de las monarquías petroleras, sino que rompería los equilibrios en el seno de la OPEP.

Además, la seguridad de Israel en el conjunto de Oriente Medio paradójicamente parece estar más “garantizada” con un Irán hostil que con un régimen aliado de Washington. El Irán islamista juega el papel de enemigo común e Israel se siente seguramente más cómodo con su actual distensión con la mayoría de los países árabes, entretejida a la vez de intereses económicos estratégicos, y que han puesto en un lugar secundario la tradicional defensa que el mundo árabe hacía de la causa palestina. Por su parte, Rusia y Turquía tampoco aplaudirían un cambio político en Irán. Moscú perdería un aliado en Siria y un destacado apoyo en el conflicto de Ucrania, y Ankara tendría otro competidor en el tablero geopolítico de la región.

En suma, las protestas iraníes representan las aspiraciones de libertad de amplios sectores de la población, aunque factores internos y externos parecen impedir que vayan a provocar próximamente un cambio de régimen.

La banalización de la vida del “nasciturus”

Por su interés, reproducimos este articulo de Aceprensa por BENIGNO BLANCO :

El aborto vuelve a ser noticia estos días en España a raíz de la próxima sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre la vigente ley de 2010. Pero en la mayoría de las informaciones ni se habla de la primera víctima del aborto, que es el nasciturus, el concebido por nacer, alguien que se ha convertido en invisible para nuestra sociedad incluso cuando de lo que se discute es sobre su vida.

Este fenómeno mediático, jurídico y político pone de manifiesto hasta qué punto en la sociedad española muchos –políticos, legisladores y magistrados constitucionales– ya han borrado de su memoria al pequeño ser humano que vive en el útero materno y discuten sobre el aborto como si su vida no fuese ni siquiera un factor relevante a ponderar y tener en cuenta.

El no nacido ha pasado a ser el gran desconocido; pareciera que el aborto no tiene nada que ver con él. Este dato muestra uno de los efectos más terribles de toda ley del aborto: la banalización de la vida del nasciturus en la conciencia colectiva. Se va perdiendo la conciencia de la fuerza normativa de la realidad; en este caso, de la realidad de una vida humana cuya supresión se da por legítima a priori, aunque se discutan los detalles al respecto. Incluso hemos sido testigos de cómo la propuesta de proporcionar a la mujer la posibilidad de recibir información ecográfica sobre su bebé ha sido considerada escandalosa y coactiva, en contra de lo que el derecho humanitario en materia sanitaria exige respecto al consentimiento informado de cualquier paciente ante un tratamiento médico por inocuo que este sea.

Plano deslizante

En 1985, el TC declaró que la vida del nasciturus está protegida por la Constitución, aunque legitimó la exclusión del castigo penal en determinados casos de graves conflictos de bienes entre su vida y otros derechos de la mujer de igual rango. En 1987, se autorizaron las clínicas privadas de aborto donde este se convirtió en un mero negocio, mientras la sociedad y los poderes públicos miraban para otro lado. En 2010, se legalizó lo que era ya una realidad práctica –el aborto libre– bajo la denominación de “sistema de plazos”; es decir, la vida del no nacido quedó totalmente desprotegida y privatizada hasta las 14 semanas de la gestación, y en la práctica, hasta la 22; su única protección puramente teórica era una fría información administrativa a la embarazada y la exigencia de un plazo de reflexión de tres días; y estas tibias exigencias las suprime ahora la nueva ley que se aprobará en breve.

A la espera del fallo sobre la ley de 2010, ya ha trascendido que el TC no va a aceptar ningún obstáculo al aborto. De esta forma, sostiene que lo que la Constitución decía en 1985 según su sentencia 53/1985 –que la vida del nasciturus estaba protegida por el artículo 15– ya no lo dice ese misma Constitución, aunque no haya sido modificada. Es decir, el TC anuncia que él mismo va a provocar una mutación constitucional por y ante sí mismo sin consultar a nadie; se arroga así un poder que la ley no le otorga e incurre en lo que en otras latitudes se llama “activismo político judicial”, creando un derecho al aborto que él mismo declaró en 1985 que no existía en nuestra Constitución.

Con la reforma de 2010, la vida del no nacido quedó totalmente desprotegida y privatizada hasta las 14 semanas de la gestación, y en la práctica, hasta la 22

Una vez más el plano deslizante que generan estas leyes, tanto las del aborto como las de eutanasia, se demostró real: inicialmente se aprueban para casos extremos y progresivamente se amplían a cada vez más casos, hasta convertir la excepción en un derecho irrestricto y financiado por el poder público. Y luego, como es un derecho, se extiende a las menores (¿cómo privarlas de un derecho?), se penaliza la objeción de conciencia de los sanitarios (¿cómo permitir que se opongan a un derecho legalmente garantizado?), se rechaza la información a la madre sobre su bebé como coacción a su derecho a abortar y se suprimen los derechos de los padres de familia impidiéndoles acompañar a sus hijas menores de edad embarazadas en sus decisiones al respecto.

Visibilizar al no nacido y ayudar a las embarazadas

Para devolver este debate a su centro hay que volver a hablar del no nacido y considerar su realidad; es uno de nosotros, un miembro más de la especie humana, con la misma dignidad que los que somos de más edad. Mientras este dato evidente se obvie, los debates sobre el aborto serán fruto de una logomaquia sin sentido y –como toda discusión que no tiene en cuenta la realidad de las cosas sobre las que se habla– solo puede dar lugar a decisiones injustas.

Y hay que volver a hablar de la mujer real que se plantea abortar; que no es una mujer que, sin presiones sociales, de pareja, económicas o laborales, se decida por el aborto en frío y sin ningún condicionamiento; con frecuencia, es una mujer agobiada por un embarazo imprevisto o sola y abandonada –cuando no directamente coaccionada– por el padre de la criatura, con miedos sociales, económicos y vitales asociados al embarazo y la maternidad; y a la que la sociedad le ofrece pagar todos los gastos si aborta o dejarla sola si decide ser madre. El aborto tiene dos víctimas: el niño que no nace y la mujer que aborta; y hay que mirar a las dos víctimas a la vez y ocuparse de ellas.

Estas decisiones parlamentarias y judiciales no cierran el debate sobre la protección de la vida y del derecho de la mujer a la maternidad, sino que trasladan la responsabilidad de hacer avanzar esas causas a la sociedad civil. Para ello, resultará más necesario que nunca que cada familia eduque a sus hijos en el amor y la protección de la vida, en la valoración de la maternidad y en una visión responsable de la sexualidad; y que todos los que dicen defender la vida frente al aborto se impliquen en el apoyo a las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad que estén en su entorno.

El fruto cultural de una legislación permisiva y promotora del aborto desde 1985 ha sido la banalización de la violencia contra el nascitururs en la conciencia colectiva y ha creado –como denuncia la pensadora feminista Erika Bachiochi– estructuras de violencia machista contra las embarazadas abocándolas al aborto como la única solución a los problemas derivados de un embarazo imprevisto. Esta es la responsabilidad actual de la sociedad civil, de cada uno de nosotros: revolucionar ese estado de cosas desde la base, haciendo visible al no nacido como uno de nosotros y solidarizándonos activamente con toda mujer embarazada para que nunca esté sola.

Lo que sabemos (de Ucrania)

Reproducimos este artículo de José-Ramón Ferrandis:

Sabemos que Rusia invadió Ucraina el 24 de febrero de 2022 con dos objetivos estratégicos: anexionarse territorios como Lugansk y Donetsk, fronterizos con Rusia y previamente desestabilizados, así como situar un gobierno títere en Kiev.

Sabemos que, con esa invasión, Rusia vulneró el Memorándum de Budapest y deshonró el Tratado de Bialowieza https://joseramonferrandis.es/nota-sobre-rusia-y-la-guerra-de-2022-segunda-parte-2/ en su deseo de ir recuperando las fronteras de la URSS.

Sabemos que los servicios de inteligencia exterior rusa erraron al calcular la resistencia que los lideres y el pueblo ucraino plantearían a la invasión rusa.

Sabemos que, antes de esta invasión, el primer golpe ruso en la estrategia antes mencionada fue la anexión de Crimea[1]en 2014, que no tuvo respuesta por parte ucraina, cuyo ejército estaba completamente desarbolado.

Sabemos que la enorme superioridad militar teórica de Rusia no le ha servido para lograr sus objetivos. El ejército ruso ha demostrado estar obsoleto en equipos y tácticas, resultando en una sucesión de derrotas inesperadas[2]. Con todo, puede reemplazar los equipos perdidos con relativa rapidez, aunque sean de la baja calidad y eficacia[3] que se ha comprobado son.

Sabemos que Ucraina resiste a la maquinaria rusa en una guerra que ha pasado de intentar ser relámpago a ser de desgaste, donde la ventaja numérica y de equipos de Rusia es mucho mayor. La nueva estrategia rusa es obligada por la inepcia de su ejército y de sus mandos, que han sido sustituidos de forma aleatoria.

Sabemos que las pérdidas humanas son altas en los dos bandos, con muchas más bajas rusas, debidas al tradicional desprecio de los comandantes rusos por las vidas de sus hombres.

Sabemos que el ejército ruso ha tenido y tiene que utilizar tropas mercenarias[4] para estabilizar un frente que se descomponía rápidamente por la escasa formación militar de los conscriptos rusos.

Sabemos que las tácticas de Rusia pasan por golpear a la población civil para debilitar la moral de combate de sus enemigos. Los crímenes de guerra de Rusia son similares a los de la URSS en todos los territorios en los que operó desde 1939.

Sabemos que la resistencia de Ucraina pasa por el apoyo de Occidente en material militar. De cesar o reducirse éste, Ucraina perdería la guerra rápidamente.

Sabemos que la característica bravuconería rusa (amenaza de eventual uso del arsenal nuclear, despliegue de misiles hipersónicos, fraseología chulesca…) es despreciable en todos los sentidos del término.

Sabemos que un solo ataque con misiles tierra adentro de Rusia tiene efectos devastadores sobre la moral de la población rusa y el armamento atacado. El Ejército ruso no ha sabido evitar que se produzcan estos golpes esporádicamente.

Sabemos que la Guerra Fría no se cerró en falso, sino que claramente fue una derrota sin paliativos de la URSS[5]. En 1991, Rusia era un estado emergente destruido, absolutamente incapaz de defenderse, que recibió apoyo occidental continuado[6] para restructurarse bajo nuevos criterios de ordenación económica y política.

Sabemos que, durante la égida de Boris Yeltsin, Rusia se aproximó a la Unión Europea, de la que quería formar parte[7]. Incluso la OTAN tenía una oficina en Moscú para ver de integrar a una Rusia que entonces transitaba por el camino razonable de una economía de mercado.

Sabemos que la OTAN no se expandió hacia Rusia, sino que los estados más próximos a Rusia[8], conocedores de la historia imperialista de este país, buscaron protección en la OTAN.

Sabemos que la Rusia bajo Putin desestabilizó Georgia y Moldavia para controlar territorios en ambas repúblicas.

Sabemos que los intereses de Putin no son los intereses de Rusia. Los intereses de Rusia son los de sus ciudadanos, que desean vivir en paz y medrar. Los de Putin son pasar a la Historia como un nuevo Zar conquistador de territorios.

Sabemos que Alemania se resiste denodadamente a apoyar al resto de Occidente (Francia va por libre, como siempre) contra Rusia, su suministrador tradicional de combustibles, en los que basa Alemania su eficiencia productiva y bienestar social[9].

Sabemos que Alemania se equivocó gravemente al renunciar a la energía nuclear para la generación de energía eléctrica. La consecuencia, mientras el gas ruso no fluya de nuevo[10], es la utilización parcialmente sustitutiva de lignito marrón, un combustible sucio, pero disponible. Es lo que le queda a Alemania tras diez años de dislates energéticos.

Sabemos que las políticas de sanciones económicas occidentales han hecho una mella inferior a la prevista a corto plazo en Rusia, como suele ocurrir en los casos de países grandes con viabilidad autárquica y grandes recursos naturales en su territorio. El PIB no ha caído un 12% como se auguraba, pero tampoco un 2,3% como afirman las autoridades rusas, cuyas estadísticas son históricamente tan fiables como las chinas. Y ahora, más fiables aún. Con todo y con eso, los datos de la propia ROSSTAT[11] apuntan a una caída del 6%, aproximadamente, con especial incidencia en el sector industrial.

Sabemos que Rusia ha vuelto a situarse como un país exitoso exclusivamente en la explotación de sus materias primas. Los demás componentes, incluido el consumo privado, están acusadamente por debajo de cero, con una tendencia del segundo semestre de 2022 a caer todavía más.

Sabemos que Naciones Unidas está bloqueada desde el Consejo de Seguridad, al que pertenecen Rusia y China[12]. Su Asamblea General (AG) se mantiene extrañamente silenciosa sobre esta guerra. En principio, la AG puede expulsar o suspender a un miembro de la ONU (Artículo 12.1 de la Carta) por dos tercios de los votos, más uno. Asimismo, de acuerdo con el Artículo 5 de la Carta (dentro del concepto “acción preventiva o ejecutiva”), la AG podría suspender los privilegios y hasta la condición de miembro de Rusia.

Sabemos, no obstante, que para que ello sea contemplado, la AG necesita una recomendación al efecto del Consejo de Seguridad que, además, podría ser vetada por cualquier miembro del Consejo. Rusia lo haría, indudablemente.

Sabemos que la OTAN ha salido ya enormemente reforzada de esta guerra, con nuevos candidatos a ser miembros de la organización[13]

Todo esto, que no es poco, lo sabemos.

No sabemos cuándo ni cómo terminará esta guerra. No todas terminan[14] en un plazo previsible, pero suelen hacerlo, salvo armisticio, que en la práctica es lo mismo a efectos militares.

No sabemos si se está produciendo algún complot potencialmente exitoso en los aledaños del poder en Rusia. Los blindajes de Putin hacen pensar que el autócrata los teme. Los asesinatos de oligarcas, que se realizan con una frecuencia no inferior a su crueldad, hacen pensar en una posible financiación de un golpe palaciego.

No sabemos cómo se reconfigurará el mapa geoestratégico europeo tras el final de la guerra, pues ello depende del cómo termine ésta. Como poco, se entrevé un acercamiento entre Rusia y Turquía que puede comprometer la pertenencia de este país a la Alianza atlántica.

No sabemos si la demostrada incapacidad de la UE para actuar como agente creíble en esta guerra, entre otras cosas por carecer de ejército propio, estimulará la formación de uno, aunque es muy improbable. Por el momento, todos los movimientos apuntan precisamente en la dirección contraria.

No sabemos cuánto costará la reconstrucción de una Ucraina victoriosa. Se entiende preciso habilitar un enorme flujo de donaciones y la integración de Ucraina en la UE, que vería cómo puede destinar finalmente fondos a algo útil y honroso.

No sabemos cómo quedará el paisaje político e institucional en Rusia cuando la guerra termine. Se prevé la llegada de grupos ultranacionalistas al poder y su implosión a corto plazo por inadecuación a las necesidades de la población. El papel de FSB[15] será decisivo.

No sabemos en qué términos se plantean las conversaciones de paz que sin duda se mantienen entre Ucraina y Rusia, con intervención de terceros. Nótese que son conversaciones, no negociaciones. Dependen de los acontecimientos en el campo de batalla.

Todo esto, que no es poco, lo ignoramos.

[1] Donde se halla Sevastopol. base de la Flota del Mar Negro de la Armada rusa.

[2] Inesperadas para todos, tal es el poder de la propaganda rusa durante decenios. Como sabe el lector, la propaganda y el terror fueron las claves del mantenimiento de la URSS durante 70 años. Rusia no le va a la zaga en las herramientas utilizadas.

[3] Casi aparte tiene la artillería y misiles, cuya masividad y alta frecuencia en su utilización provoca graves daños en la retaguardia ucraina.

[4] El Grupo Wagner, esencialmente.

[5] Relatos relativistas (“revisionistas”, dirían ellos) surgen de vez en cuando para solaz de nostálgicos del régimen soviético y carcajeo de la gente normal.

[6] Nadie pensó en aplastar a una Rusia indefensa.

[7] Era una ensoñación, geográfica, económica e históricamente, pero era.

[8] Bulgaria, Chequia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía.

[9] Al revisar el devenir de la autorización para utilizar los ya famosos tanques Leopard se percibe la actitud alemana a contrapié del resto de Europa. Por cierto, los Leopard serán reemplazados por los Panzer. Sí, Panzer. ¿Recuerdan el Acuerdo germanosoviético de agosto de 1939? Finlandia (por no hablar de Polonia) sí se acuerda. https://joseramonferrandis.es/la-nueva-guerra-imperialista-de-putin/

[10] No será a través del Nord Stream.

[11] http://government.ru/en/department/456/

[12] Esta última, de manera incomprensible e injustificada.

[13] Nuevamente, como en los casos anteriores, debido al temor que las acciones rusas despiertan en sus poblaciones, no a la voluntad de la OTAN de expandirse hacia el este. Esa afirmación no resiste el menor análisis y es propaganda rusa.

[14] La Guerra de Corea no ha terminado, técnicamente, y la tensión alcanza de manera esporádica momentos preocupantes. Que no se haya firmado la paz entre Japón y Rusia (heredera de la URSS) no afecta poderosamente a las relaciones entre ambos países.

[15] Servicio Federal de Seguridad (Federálnaya sluzhba bezopásnosti), sucesor de la KGB, Comité de Seguridad del Estado.

Libertad de precios o robo a mano armada

Ya en dos ocasiones me ha pasado lo mismo: Tenía un contrato de Gas (no se bien qué tarifa, hay tantas y tan confusas) que pasó de costar, por la cara, de unos 5 céntimos el KWh a casi tres veces más. Después, lo mismo con otro contrato que gestiono para una Asociación.

Afortunadamente, pude pasarme a la tarifa llamada de “último recurso” (TUR) que es, por ahora, de 6 céntimos el KWh. Lo de último recurso tiene gracia, la verdad … Y yo me pregunto:

  • ¿Cómo es posible que las mismas compañías (aunque con distinto nombre) ofrezcan tarifas tan dispares con el mismo servicio?
  • ¿Qué pasa con la gente que no se entera? ¿Es que hace falta ser un crack para poder coger la tarifa más favorable?
  • ¿Por qué no se aplica por Ley la tarifa más favorable, o es que la ley no defiende al consumidor, sino solo a los “listos”?

«Ningún Papa en la historia ha escrito una teología tan elevada»: un póstumo de Pell sobre Ratzinger

Reproducimos este articulo de Religión en Libertad:

El cardenal George Pell murió inopinadamente el 10 de enero, diez días después de Joseph Ratzinger. Pero tuvo tiempo de escribir una valoración teológica sobre su obra, que ha publicado póstumamente Il Timone en su número de febrero, como parte de un especial sobre el Papa alemán en el que participan, junto a otros colaboradores, siete cardenales además del fallecido: Angelo BagnascoWillem EijkGerhard MüllerMauro PiacenzaCamillo RuiniRobert Sarah y Matteo Zuppi:

Un testigo auténtico: teología, liturgia y martirio

Ningún Papa en la historia ha publicado una teología tan elevada sobre tanta variedad de argumentos como el Papa Benedicto XVI.

Otros Papas han hecho contribuciones importantes al desarrollo de la doctrina, como León Magno en el concilio de Calcedonia, o el Papa Juan Pablo II, sobre todo con las dos encíclicas morales Veritatis Splendor Evangelium Vitae, en las que Joseph Ratzinger, en calidad de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tuvo un papel significativo.

Cuando yo era seminarista en Roma durante el Concilio, Joseph Ratzinger, como peritus, no era muy conocido en mi círculo, ni era considerado especialmente radical. En el mundo anglosajón se dio a conocer sobre todo después de las convulsiones del mayo del 68.

A mediados de los años 60, antes de la crisis del 68, Ratzinger escribió: «Si la Iglesia se adaptara al mundo de cualquier modo que comporte un alejamiento de la cruz, esto no llevaría a una renovación de la Iglesia, sino solo a su muerte». Mientras algunos de los opositores de Ratzinger han cambiado, su marco teológico básico ha permanecido inalterado, sin ningún cambio de ruta, también después del 68. Sus cambios de postura más importantes atañen a la liturgia y la eclesiología.

El tomismo

La actitud de Ratzinger respecto al tomismo se puede considerar opuesta al descrito como tomismo leonino o barroco, que floreció en muchos seminarios antes del Concilio, y también en su oposición a Suárez.

Ciertamente, la mayor parte de los manuales escolásticos escritos en latín que se estudiaban en filosofía en los años 60 en Australia eran áridos, obsoletos, impersonales y mecanicistas.

Fue precisamente ese impersonalismo el que empujó al joven Karol Wojtyla a escribir una tesis sobre el personalismo de Max Scheler y sobre la sensibilidad hacia la experiencia humana en su fenomenología. Casi todos los seminaristas de los años 60 compartían al unísono el escepticismo de Ratzinger respecto al tomismo de los manuales.

https://www.youtube.com/embed/Qqjda3FT5vo Sin embargo, no hay que interpretar su escepticismo de manera tan exasperada, porque Ratzinger, como la mayoría de los católicos, es deudor de Santo Tomás por miles de motivos, sobre todo en el campo de la moral, y no es hostil al tomismo clásico en general o al propio Aquinate.

Relación con el santo de Hipona

Se puede considerar que Joseph Ratzinger-Benedicto XVI tomó de San Agustín su concepción de la centralidad del amor (como demuestra su primera encíclica Deus caritas est) y el vínculo fundamental con la verdad; la convicción de que la fe no puede estar radicalmente separada de la razón; y su devoción de la belleza trascendental en el arte, la música, la literatura y, sobre todo, la liturgia.

Hay quien ha querido contraponer el tomista Juan Pablo II al agustino Benedicto. Se trata de personalidades distintas, con dotes y formaciones diferentes.

Juan Pablo II procedía de una Iglesia que luchó contra el nazismo y el comunismo y que vio a ambos bajarse del escenario de la historia. Estudiaba derecho en la universidad, estuvo obligado a los trabajos forzados, era un líder nato y un poeta, un actor y un optimista. La filosofía y la espiritualidad fueron sus estudios de doctorado.

También el papa Benedicto creció en la fuerza comunitaria de la Baviera católica, pero los católicos alemanes no pudieron impedir el ascenso al poder de Hitler y compartieron los desastres que este causó a su pueblo.

Benedicto es un hombre de honda espiritualidad, de una genuina amabilidad y de una enorme cultura que se desarrolló a través de una vida dedicada al estudio y la escritura. Y sin embargo, la colaboración entre el papa Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger ha sido una de las más brillantes y eficaces de la historia de los Papas y de la Iglesia, pues ambos supieron dialogar con el mundo del saber y se enfrentaron a la cultura de la muerte.

La liturgia y el testimonio

Mucho antes del Concilio, el joven Ratzinger mostró interés en la reforma litúrgica. Muchos se sorprendieron de lo francos y provocadores que fueron sus comentarios sobre algunos aspectos de los desarrollos litúrgicos posconciliares.

Considera que algunas liturgias contemporáneas son formas de apostasía, similares a la adoración del becerro de oro por parte de los judíos. En su opinión, el santo sacrificio de la misa es un acto de culto, no una comida en compañía, por lo que reducir la eucaristía a una exaltación de la comunidad local es una alteración radical de las prioridades obligadas. La verdadera renovación litúrgica ha sido obstaculizada por fuerzas burocráticas filisteas o secularistas.

De cualquier manera, sé que Joseph Ratzinger-Benedicto XVI nunca habría enfatizado mucho la importancia de una determinada teología en la producción de la vitalidad católica, porque en el fondo estaba en línea con el poema Stanislaw, de Juan Pablo II, en el que podemos leer: «Si la palabra no convierte, la sangre lo hará».

Ratzinger siempre indicó que nuestro ideal debe ser el mártir, el testimonio: una vida que coincida con la verdad.

Traducido por Helena Faccia Serrano.

Políticamente «correcto»

Ya se ve que la segunda acepción de este calificativo puede derivar en un defecto que se atribuye más bien a ellos, los políticos, pero también puede atribuirse a algunos que viven de cara a la galería y tienen la responsabilidad de dirigir una institución cualquiera: hay por desgracia quienes necesitan votos, apoyos, …; en el fondo necesitan no decir toda la verdad para no molestar y congratularse con los gustos de la mayoría aunque sea por el nivel más bajo.
Y lo peor en estos casos, a mi entender, es el lavado de cerebro en los oyentes que este lenguaje ocasiona por el desconocimiento de la realidad que esto conlleva, pues quienes tienen que pregonarla, la ocultan.
Hemos conocido en el siglo pasado cómo los colectivismos más perniciosos, sea marxismo o nacional-socialismo, los promovieron sólo unos pocos líderes que engatusaron a multitudes: primero con medias verdades y la propaganda, después con la fuerza y la privación de libertad hasta llegar a aberraciones, asesinatos en masa, guerras,… ¿Cómo fue esto posible? Pienso que al comienzo de estas situaciones faltó (entre otras cosas, claro) el contrapunto a la presión de los medios: la conversación directa, clara y amigable de la gente normal, la mayoría, que con un poco de valentía manifestara su oposición, cuando menos, a lo que es contrario a su conciencia.
Cada vez veo más necesario que la gente de la calle, nosotros, tengamos un espíritu crítico, no como ocasión de enfrentamiento, sino como ocasión de compartir distintos puntos de vista. Afortunadamente, pienso que con respecto al siglo pasado, sí que hemos ganado en este aspecto a pesar de la presión de los medios de comunicación a que nos vemos sometidos.

Asesinatos potenciados por la casta política

Reproducimos este artículo de José-Ramón Ferrandis:

El extraordinariamente buen intelectual que responde por el nombre de Francisco José Contreras ha escrito un opúsculo titulado “Diez tesis sobre el aborto”[1]. Me voy a permitir resumirlo en algo más de una página.

  1. Abortar es matar a un ser humano. Como es premeditado, alevoso, practicado con infinita superioridad y ensañamiento y sin dar opción a defensa alguna por parte de la víctima, es un asesinato.
  2. El cigoto (y, con más razón, el embrión y el feto) debe ser considerado un ser humano, pues posee el genoma de la especie a la que pertenece. Es distinto a su padre y a su madre. Es un organismo completo, aunque todavía inmaduro.
  3. Quienes argumentan que el feto carece de volición y por ello se le puede eliminar deberían ser coherentes: según ese argumento, también se podría eliminar al recién nacido, al comatoso, al profundamente dormido, al enfermo de Alzheimer, etc., pues tampoco son autónomos. Y no son coherentes, porque ahí se detiene su argumento. Hasta ahora.
  4. Decir que se puede suprimir sin más a quienes no han desarrollado suficientemente sus capacidades mentales es vulnerar la esencia del ser humano, que no consiste en tener cierta madurez, color de piel o sexo, sino en ser portador del derecho a la vida.
  5. No basta reconocer que el embrión tenga derecho a la vida si a continuación se afirma que es superior el derecho de la madre a negarle el sustento vital que le llega vía placenta. Eso no sería un daño colateral[2], sino una argucia criminal. El feto no es un intruso a quien expulsar.
  6. El feto tiene derecho a la vida desde el momento de la concepción, lo desee su madre o no. El derecho subjetivo no puede prevalecer frente a la realidad objetiva. ¿Qué pasa, que si la madre le quiere es sujeto de derechos y si no le quiere es basura? Grotesco.
  7. Los hay[3] que afirman sin rubor que, como el feto no tiene forma humana suficientemente definida, no es un ser humano.
  8. Esta es buena. El aborto es un mal, de acuerdo, pero como siempre habrá mujeres que intenten abortar, se debe actuar por los dos lados. Ofrecer cantidades de dinero y ayudas sociales por no practicarlo y permitir que se aborte cuando la oferta no sea atractiva para la madre, lo cual ocurrirá raramente[4].
  9. El derecho al aborto no es una conquista feminista. Las feministas clásicas eran enteramente antiabortistas, pues el aborto exoneraba de responsabilidad a los que utilizaban a las mujeres eludiendo la responsabilidad de sus actos. Está claro que tanto la responsabilidad como la decisión sobre la vida de la criatura en camino es cosa de dos[5].
  10. El aborto se prohibirá como se prohibió la esclavitud; porque es un crimen. Los progres creen tener la Historia de su parte, pero el viento ha cambiado y nada nos detendrá hasta su definitiva prohibición, salvo en los casos de evidente riesgo para la madre[6].

De la misma manera que, en 1883, el viento de la Historia cambió en favor de la abolición de la esclavitud (al menos en los países del Occidente cristiano: la esclavitud sigue vigente en países de África y Asia), en 2022 lo ha hecho en contra del aborto. En la reciente sentencia del Tribunal Supremo de los EE. UU. Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization, No. 19-1392, 597 U.S. (2022), la corte suprema confirmó que el aborto no es un derecho constitucional.

Termino copiando la última frase del escrito del Doctor Contreras referida a la esclavitud, pero con tantos paralelismos con el aborto: “Nunca desistiremos hasta que […] se haya extinguido toda huella de este tráfico sangriento, del cual la posteridad, cuando vuelva la mirada hacia esta época supuestamente ilustrada, podrá difícilmente creer que persistiera tanto tiempo, para deshonra de nuestro país”.

Madrid, 21 de septiembre de 2022

[1] Lo más parecido que he encontrado en publicaciones accesibles es esto: https://www.clublibertaddigital.com/ideas/2022-09-09/francisco-jose-contreras-ocho-tesis-sobre-el-aborto-6930248/

[2] Obsérvese el término: colateral. Podrían haber dicho “indeseado”. Pero es consecuencia de un acto plenamente voluntario. La vida del feto es un fin en sí mismo. Los abortistas hacen virguerías para justificar sus crímenes.

[3] La norma española vigente lo hace: el feto puede ser eliminado hasta la semana nº14 porque sí. A los legisladores (la categoría intelectual de muchos de ellos es dudosa, cosa que salta a la vista cuando abren la boca, y a veces ni eso) les pareció que un corazón latiendo, rostro formado, cerebro operativo, respuesta a los estímulos, brazos y piernas formados no basta para perdonarle la vida. Miserables.

[4] La experiencia desmiente esta aproximación. Cuando el aborto es legal, se aborta con frecuencia. No importa el nivel de renta individual ni el social. Sensu contrario, cuando el aborto es ilegal, la cifra de abortos cae estrepitosamente. También a mortalidad materna por abortos clandestinos desciende de golpe, como la de neonaticidios y la de abandonos.

[5] Salvo en países como la República Popular China o la India, en los que el aborto selectivo contra niñas en el vientre de su madre es un clásico y materia de intervención familiar o estatal.

[6] El diputado conservador William Wilberforce presentaba cada año en el Parlamento británico su propuesta de abolición del tráfico de esclavos. Cada año era ampliamente derrotada. Persistió, año tras año, durante lustros. En 1807 consiguió que el Parlamento prohibiese el tráfico de esclavos. En 1833, tres días antes de su muerte, se abolió la esclavitud.

Las leyes Trans y su propaganda

¡Faltaría más! ¿Cómo no voy a poder decidir sobre lo que quiera? Bueno, por gustar, a mí me gustaría ser rico, guapo y presidente del Gobierno; dominar sobre mis células y que los desequilibrios psicológicos u hormonales no lo son…

Es brutal la presión mediática a la que estamos sometidos, tratando de presentar como bueno lo que para un buen amigo mío da pena. Y ¡hay del de opine lo contrario! Como yo también soy democrático, por lo mismo escribo este blog.

Pienso que la realidad se impondrá, pues la naturaleza que tenemos es la que es; no conozco a nadie que se la da a sí mismo, aunque se la puede maltratar hasta la saciedad: no se trata de filosofías, y menos de culturas cristianas o no, se trata de hechos. Veamos algunos  párrafos que nos aporta el libro “Por qué las leyes trans ponen en peligro a los niños”:

  • … La protagonista de esta historia se llama Keira Bell (Keira Bell, “My Story”, Persuasion, 2021 https://acortar.link/QMMr03) y ha narrado el proceso que la llevó a cambiar de sexo: “Llegó la pubertad y todo cambió para peor. Muchos adolescentes, especialmente las niñas, tienen dificultades con la pubertad, pero yo no sabía esto. Pensé que era el único que odiaba cómo crecían mis caderas y mis senos. Entonces empezaron mis periodos, y eran incapacitantes. A menudo tenía dolor y me faltaba energía. Además, ya no podía pasar como uno de los chicos, así que perdí mi comunidad de amigos varones. Pero tampoco sentía que realmente pertenecía a las chicas … Cuando cumplí 14 años, estaba muy deprimido y me había dado por vencido: dejé de ir a la escuela; dejé de salir a la calle. … Algo más estaba sucediendo: me atrajeron las chicas. Nunca había tenido una asociación positiva con el término lesbiana o la idea de que dos chicas pudieran tener una relación. Esto me hizo preguntarme si había algo intrínsecamente malo en mí.” … Unos pocos años después la chica, falsamente convertida en chico por unas leyes inicuas y por el floreciente negocio del género a la carta, adquirió conciencia del error que había cometido. Fue entonces cuando supo que no había vuelta atrás. No solo había sido mutilada sino que tenía que renunciar a la maternidad porque las torturas hormonales y quirúrgicas recibidas la habían convertido en estéril: “Las consecuencias de lo que me sucedió han sido profundas: posible infertilidad, pérdida de mis senos e incapacidad para amamantar, genitales atrofiados, cambio de voz permanente, vello facial.”
  • … De modo que para la ciencia hay personas con incongruencia de género y personas con disforia de género. Pero las redes sociales, los grupos de presión transgénero (organizaciones, asociaciones, ONGs, etc.) y los médicos y psiquiatras que viven de cambiar el sexo a quien lo solicita, rechazan la diferencia entre incongruencia de género y disforia de género, o bien consideran que la DG es consecuencia de la IG, negando así la realidad científica …
  • … Luisa González es vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid: “Hay un problema de derechos de los menores, en concreto del derecho humano a recibir una atención médica integral, física y mental. Y además, incluso debo decir que como madre, se hurta a los padres de estos menores su derecho a la tutela efectiva, al desarrollo de la patria potestad. El Estado quiere usurpar esta potestad, realizando tratamientos que ni siquiera están testados científicamente, y que son en muchos casos irreversibles. Es una cosa muy seria.” (Quico Alsedo, “Los psiquiatras estallan contra la Ley Trans: «Puede traer mucho dolor y arrepentimiento a muchas personas», El Mundo, 18.10.22 https://cutt.ly/UMttvkl) …
  • El Manual de Diagnósticos y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría señala que el 98 por ciento de los niños y el 86 por ciento de las niñas que tienen dudas sobre su género, aceptan su sexo biológico al finalizar la pubertad. Es decir, superada la borrascosa etapa de la pubertad, la inmensa mayoría de chiquillos que creían ser lo que no son recuperan el sentido de su realidad

Así que, como dice la historiadora norteamericana Anne Applebaum, especializada en el estudio del comunismo, “En el siglo XXI, las autocracias no están dirigidas por un tipo malo, sino por redes sofisticadas compuestas por estructuras financieras cleptocráticas, servicios de seguridad (militares, policía, grupos paramilitares, vigilancia) y propagandistas profesionales. Los miembros de estas redes están conectados no solo dentro de un país determinado, sino entre muchos países. Los propagandistas comparten recursos y temas.” (Anne Applebaum, Los malos están ganando, The Atlantic, 2021).

Nacho Cano: “Decir la verdad siempre es posible”

Reproducimos este artículo de ÁLVARO SÁNCHEZ LEÓN en aceprensa:

Nacho Cano: “Decir la verdad siempre es posible”

Fotos: Producción de Malinche, el musical

Nacho Cano (Madrid, 1963) es música hispana universal con asiento en el podio de los hits desde los ochenta. Aunque sus letras y sus guitarras ya sonaban en los setenta en el Madrid de los colegios mayores y de la ingenua televisión, el foco le brilla en la cara desde que en 1981 se convirtió en icono del pop español, junto a Ana Torroja y José María Cano, las tres naturalezas del mismo Mecano.

La banda sonora de una generación vibra aún en muchas biografías, y eso que la leyenda se puso en modo mute aquel 7 de septiembre de 1992, cuando estábamos de Exposición Universal de Sevilla, de Juegos Olímpicos de Barcelona, y de quingentésimo aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América en su aventura de descubrimiento.

Nacho Cano siempre ha tenido mucho de descubridor, de olímpico de la audacia y de exponente universal. Y todo eso está en Malinche, el espectáculo musical que ha traído la selva, las pirámides, México-lindo y el flamenco en su punto hasta el recinto ferial de IFEMA, en Madrid. Aquí, dice él, el espectador “va a sentir lo que sentían las aztecas, lo que sentían los españoles, cómo todo aquello se acabó fusionando y celebrando que México existe como una nación colorista y maravillosa”.

Con buenos inversores a sus espaldas, porque Cano tiene prestigio. Con mucha gente “apostando por la excelencia y la emoción”. Con ese tono pop de un Colón rockero que está seguro de que nadie del patio de butacas “envidiará nada de ningún musical de Broadway”.

Sin miedo a las curvas: “Desde el primer momento mi carrera ha estado en el riesgo y me ha ido bien”. Y sin ningún temor a la cancelación de lo políticamente correcto, porque él hace musicales, no tesis doctorales sobre reinterpretaciones de la Historia.

El letrista de Hoy no me puedo levantar pervive Entre el cielo y el suelo. Aquí está, taconeando sobre las tablas XXL entre tacos, cactus, tópicos, prejuicios, retoques –ha pulido del guion cualquier referencia que pudiera resultar ofensiva– y su optimista provocación. Este escenario es un puente y un mar de oportunidades humanas de conexión. En su brazo, Malinche lleva tatuado en tinta sin complejos: “Por nuestra reina, la bandera y Jesucristo Nuestro Señor”.

No ha sido fácil esta conversación. No ha habido tiempo para explayarse en playa canalla. Un bote de aire. Hiperventila el remero. Habla en dosis concisas el poeta de No controles, con alergia al primer plano. Incluso en las fotos es de plural mayestático.

— Malinche: doce años de trabajo, 150 profesionales, música, historia, cultura, mestizaje, puentes, calidad, arte, un bocado de Madrid a Broadway, México, un abrazo hispano, 12 millones de inversión, audacia, disfrute…

— Malinche es la expresión sobre el escenario de doce años de trabajo, de ilusión, de profesionalidad y de entusiasmo. Han sido doce años intensos en los que se han ido sumando al proyecto muchos amigos, sin los cuales este espectáculo no habría sido posible.

“En ‘Malinche’ mi prioridad ha sido cantar al mundo la belleza de las cosas buenas de las que somos capaces cuando queremos”

— ¿Cómo está siendo este viaje al que has dedicado ya más tiempo que todos los años de vida de Mecano?

— Está siendo una aventura muy bonita. El público acude cada semana a ver el musical y está aplaudiendo con pasión. Para mí, esa es la mejor recompensa.

— En la presentación del musical dejaste claro que la historia que relatas en Malinche “es mi visión de la jugada” y que “para nosotros no hay buenos ni malos, todos en esta historia son buenos. Vamos al alma de los personajes y queremos salir siendo mejores personas, nosotros y los que lo ven”.

— Evidentemente, la historia del mundo y de la vida es la suma de relatos de un sinfín de conquistas, y todas ellas traen cosas negativas y positivas. Yo, en este caso, he preferido subrayar las grandes aportaciones del mestizaje. No creo que sea ni justo ni bueno juzgar lo que pasó hace 500 años, entre otras cosas, porque nosotros no pudimos estar presentes. Aquello sucedió y hoy no nos corresponde sentenciar quiénes eran los buenos y los malos, o, al menos, no podemos hacerlo sin situarnos en las circunstancias del contexto.

Muchas veces me hago esta pregunta: ¿Qué dirán de nosotros dentro de 500 años cuando se analice, por ejemplo, lo que está sucediendo en Ucrania mientras el mundo no hace nada? Con nuestros actos, y sin juzgar la intención, a veces destrozamos el planeta. En una historia musical como Malinche mi prioridad ha sido cantar al mundo la belleza de las cosas buenas de las que somos capaces cuando queremos.

— Hay personas, ambientes, capillitas, senados de lo políticamente correcto, y gente sacudida por la inercia, que están acostumbrados a arremeter contra lo bueno o tachar de buenismo-conspiración cualquier puente entre mundos y maneras de pensar. Son personas que, si no ven batalla, sangre y dogma, se rebelan con una vehemencia desmedida.

— Yo creo en las acciones y las personas, no en las siglas, ni en las ideas enlatadas, ni en los prejuicios. Respeto a la gente que piensa y hace.

“Somos la consecuencia del mestizaje”

— Dices que los artistas sacáis “belleza de lo peor”. ¿En un clima de tanta polarización es cansino exponer belleza y que se lea confrontación?

— Los artistas sacan el lado positivo de las cosas, se fusionan, se mezclan. Los artistas siempre piensan en lo bello de las realidades que nos rodean, en el amor, en la vida. Los demás planos son muy secundarios y están muy distantes de mi manera de concebir cualquier trabajo creativo. Embellecer el mundo con obras humanas que merezcan la pena me parece una contribución muy potente para sanar las heridas que también son propias de nuestra naturaleza.

— Este musical busca celebrar “una historia de amor entre Malinche y Hernán Cortés y la diversidad que nace de ahí”. ¿Malinche nos cuenta que el mestizaje es una cura contra el odio?

— Hoy somos la consecuencia del mestizaje. Saberlo, asumirlo y valorarlo nos convierte en sociedades mejores y, probablemente, incentiva la acción de gracias y la disposición a pedir y aceptar el perdón.

— Has explicado varias veces que Malinche “es la mujer con más impacto en la construcción de América” y que es “símbolo del encuentro, no solo por dar a luz al primer mestizo reconocido. No olvidemos que fue una de las grandes precursoras del cristianismo. Para ella, ser bautizada se convirtió en signo de libertad”. ¿América y el cristianismo son la misma historia?

— Es espectacular que los españoles le dieran el tratamiento de Doña a una esclava en aquella época. Fue una figura femenina en un mundo de hombres muy bestia que logró sobrevivir y dar solución a problemas que hubieran sido mucho más violentos. La Malinche fue una de las mayores propulsoras del cristianismo. Una de las cuestiones positivas que ocurrieron tras la llegada de los españoles a las tierras americanas fue la declaración de derechos humanos que se hizo en Salamanca y, sin duda, el desarrollo de la cristianización y los consecuentes sublimarbautismos. A partir de entonces, las personas ya tenían un carnet de identidad y un estatus más respetado que hacía que las muertes violentas y los sacrificios ya no fueran tan impunes. Cada uno de estos avances son pasos decisivos en la consolidación de la progresiva socialización del nuevo mundo.

“Siempre he tenido un lado bastante espiritual que me ha ayudado a hacer frente a mi parte canalla, que también es muy potente…”

— ¿Nacho Cano es su inquietud espiritual siempre palpitante?

— Para mí es imposible no tener fe. Cuando rebobino mi historia profesional y personal, concluyo que Dios ha sido maravilloso conmigo. Siempre he tenido un lado bastante espiritual que me ha ayudado a hacer frente a mi parte canalla, que también es muy potente…

— Leo con detalle tu letra de Te busqué, que es de 1986, para Mecano: “Te busqué en el oro y el placer / y en el cuerpo de alguna mujer. / Te busqué en las drogas y el alcohol / y en los vicios y en la corrupción. / Te busqué en los templos de oración / y en los libros que hablan del amor. / Te busqué por toda la ciudad / y en el pozo de la soledad. / Te busqué en el corazón: / allí estabas tú en un rincón. / Te busqué en el corazón / y en silencio oí tu voz”. Esta letra la podría haber compuesto san Agustín…

— Te busqué es una canción en la que uno se encuentra consigo mismo. Ana tenía una voz increíble y cantaba este tipo de historias mejor que nadie. También hicimos Hermano sol, hermana luna, una canción inspirada en la vida y en las enseñanzas de san Francisco de Asís.

— ¿Es difícil reconocerse públicamente cristiano en el podio de la cultura, o cuando hay prestigio profesional todo es posible?

— Decir la verdad siempre es posible.

“He aprendido a vivir con la ilusión y la emoción por delante. Me mueve lo que no es tangible”

— Has vivido en Miami, Londres, Madrid… y estuviste cinco años en Calcuta y la Madre Teresa te cortó el pelo. ¿Qué buscabas entre los pobres y qué encontraste para siempre?

— No buscaba nada. En mis años de éxito con Mecano estábamos constantemente rodeados de miles de personas, abrigados de cifras escalofriantes, y salpicados de halagos, aplausos y parabienes. Yo tenía la inmensa necesidad de empaparme de otro tipo de ambientes para poder componer. Viajé a la India y, lógicamente, aquella experiencia me tocó el corazón. Conocí a la Madre Teresa de Calcuta, y también estuve en un monasterio budista. Ahí leí que el Dalai Lama había escrito que se había pasado la vida coleccionado mecanos…

— Hablando de melenas cortadas, se me viene a la cabeza otra canción que podría haber compuesto santa Teresa de Ávila. La letra es tuya. Se titula “J.C.” y en un momento dices: “Colgado de los palos / y amarrado por los pies y por las manos. / Me pregunté quién lo pudo hacer. / Trepé por la madera. / Y aparté de tu cara la melena, y te besé. / Tres palabras rotas se escaparon de tus labios: Tú, Tú y yo, tú y yo, tú y yo”. ¡Es mística pop!

— En esa letra queda esculpida mi visión de Jesucristo como un amigo que siempre está ahí, que es en lo que creo.

— Dices: “Yo he vivido siempre de lo que no es tangible”. ¿El artista materialista hasta dónde llega?

— Hay una edad en la que el éxito y la fama te pueden hacer materialista, pero los valores personales acaban siendo definitivos. Voy más allá en esta contestación: el dinero sirve para no tener que pensar en el dinero. No sé qué te dirán otros artistas, pero si hay una cosa que yo he aprendido en la vida es a saber vivir con la ilusión y la emoción por delante. Eso, amigo mío, no es tangible.

“Los artistas tenemos que sublimar la realidad y llevarla al mundo de la magia”

— Has trabajado en Malinche para convertirlo en “el mejor musical del mundo”. Tu propuesta es que esté sobre los escenarios unos cuantos años, y profetizas la posibilidad de que el espectáculo te entierre… ¿La cancelación mediática afecta o pueden más la autenticidad y el trabajo bien hecho?

— El tiempo y el público dirán si Malinche es el mejor musical del mundo. Lo que tenemos clarísimo todos en este equipo es que en estos momentos no hay un espectáculo así en ninguna parte de Europa, y creo que en ningún otro rincón del mundo. Lógicamente, te puede gustar más o menos, pero el nivel de la propuesta es de una envergadura muy particular. Nosotros ofrecemos excelencia. Al final, los artistas tenemos que sublimar la realidad y llevarla al mundo de la magia.

No sé si Malinche me enterrará o no [risas], pero sí estoy seguro de que ya nunca le dedicaré tanto tiempo a una sola obra. Sobre el tema de la cancelación, solo digo a quienes me atacan que estoy pagando 150 nóminas con mi musical. Si hay algo más socialista que eso, que me lo cuenten.

— Comentas que la vida de un artista es “como un cometa que se quema al entrar en la estratosfera”, que es “muy bonita”, pero también “muy sacrificada”. Yo creo que la cultura que da lo mejor de sí mismo hasta la extenuación está mucho más comprometida con la sociedad que la que solo se queja, solo llora, y sobrevive en la mediocridad entre pancartas.

— Llevas toda la razón, pero la vida del artista realmente es así: uno se funde en el universo mental de la gente y da lo mejor de sí mismo. Siempre he intentado darme sin medida. En Mecano no publicábamos los discos hasta que no estábamos convencidos de que el resultado final de las canciones era el óptimo. Para nosotros todo era como la primera vez, y así ha sido luego en mis discos en solitario y ahora, con los musicales. Por supuesto, me encantan los halagos de los fans, pero eso no hace que me siente en un sillón a esperar ni me lleva a pensar que lo tengo ya todo hecho. Mi compromiso cultural con la sociedad sigue siendo total y absoluto.

— ¿La música es tu holocausto, en la tercera acepción de la RAE: “Acto de abnegación total que se lleva a cabo por amor”?

El término “holocausto” quizá suena exagerado, pero sí es un acto de creación de amor, de ilusión, y de deseo de aportación positiva.

— ¿Y aspiras a algún cielo después de esta “abnegación total por amor”?

Aspirar a lo más alto es un deseo muy artístico y muy humano.

— Cantan tus músicos en Malinche a pleno pulmón: “México grande, libre, mágico mundo nuestro”… Gracias por la magia. ¡Que vaya bien la conquista de los escenarios del planeta!

Muchísimas gracias. Me hace especial ilusión saber que esta canción esté gustando a la gente.

Álvaro Sánchez León
@asanleo